Pese a su misión electoral, el dirigente seguirá siendo embajador ante la OEA


Menem y Aráoz siempre mantuvieron sólidas relaciones políticas.El hombre que hizo la campaña para la reelección del presidente Carlos Menem en 1995 es el flamante jefe del plan proselitista de la fórmula justicialista Eduardo Duhalde-Ramón Ortega. Pero Julio César Aráoz tiene una misión extra: servir de nexo entre el jefe del Estado y el gobernador bonaerense.

Está al lado de Menem desde antes de que éste fuese elegido presidente, en 1989. Desde entonces se lo consideró un ultramenemista. Pero acotó ese fervor en febrero del año último, cuando durante una reunión de gabinete puso en palabras el límite a esa lealtad: "Carlos, contra la Constitución nada".

El Presidente soñaba con su segunda reelección consecutiva, que prohíbe expresamente la Carta Magna. El mensaje de entonces de Aráoz, que apoyó el senador Eduardo Menem, incluyó otra daga para el jefe del Estado. "El único candidato del PJ es Eduardo Duhalde", continuó.

Y Menem optó por hacer un cambio: Aráoz, quien en ese momento era secretario de Lucha contra el Narcotráfico y la Drogadicción, pasó a ser embajador argentino ante la Organización de los Estados Americanos (OEA). El dirigente cordobés armó las valijas y se fue a Washington, Estados Unidos.

"Me sacó de la pelea interna; me preservó", recuerda hoy Aráoz, conocido en el PJ por su apodo, "Chiche". El 14 de septiembre último llegó la oferta de Duhalde. Fue durante una reunión del PJ en la localidad de Cruz Alta (Córdoba): "Te necesito en mi campaña", le dijo el gobernador bonaerense.


Su Getión en Tucuman 

Duhalde aún no había sellado la alianza con su actual compañero de fórmula, Ramón "Palito" Ortega. Pero cuando este acuerdo llegó, sabía que el ex gobernador tucumano no pondría objeciones.

Chiche Aráoz fue el artífice de la llegada del cantautor a la política. Con el entonces ministro del Interior, Julio Mera Figueroa, lo hicieron venir de Miami y se lo presentaron a Menem. Aráoz, quien fue interventor federal en Tucumán entre 1990 y 1991, allanó el camino de Ortega en su tierra natal.

Palito, finalmente, derrotó al general (R) Antonio Bussi en los comicios y fue gobernador de Tucumán hasta 1995 (cargo que hoy ocupa el controvertido militar, que ese año se impuso en las elecciones a la candidata justicialista Olijela del Valle Rivas).

Desde que Menem asumió el primer mandato, en 1989, el hoy embajador ante la OEA ocupó varios cargos en la función pública: secretario de Energía, interventor en Tucumán, ministro de Salud y Acción Social y secretario de Lucha contra el Narcotráfico y la Drogadicción.

Había conocido al Presidente cuando éste estuvo preso durante la dictadura militar. Su lealtad hacia Menem fue altamente reconocida por éste por el apoyo político que le brindó en 1988, cuando el primer mandatario era gobernador de La Rioja y se enfrentaba a una misión casi imposible: ganarle la candidatura presidencial del PJ a Antonio Cafiero.

Aráoz integró entonces el denominado grupo de Los Apóstoles, una docena de dirigentes y hábiles operadores políticos que le dio no poco sustento a la precandidatura del patilludo y telúrico mandatario riojano.

Pero la solidez de la relación Menem-Aráoz se afianzó cuando Chiche se encargó de la campaña reeleccionista, en 1995, junto con el hoy senador por Mendoza Eduardo Bauzá.

Pero nunca abandonó su relación con Duhalde.


Recelos Internos 

 El gobernador bonaerense necesitaba un "jefe" para su campaña hacia la Casa Rosada, aseguran dos fuentes de su entorno. La condición de hombre "fuerte y de choque" que se le adjudica a Aráoz fue clave para su llegada al binomio Duhalde-Ortega.

En los últimos días, el actual embajador se reunió con los principales operadores políticos de ese sector.

Su aparición disgustó a los hasta ahora jefes de campaña de Duhalde (Alberto Iribarne) y de Ortega (Pablo Fontdevila), quienes, sin embargo, no abandonarán la campaña.

"Aráoz siempre puso las cosas en orden y apagó fuegos en los cargos públicos que le dio Menem", analiza uno de sus colaboradores.

En el comando de campaña de la fórmula Duhalde-Ortega ahora las decisiones las tomará el dirigente cordobés, que ya canceló actos. Piensa en una nueva campaña, cuyo eje tendrá una intensa presencia en el interior, junto con las esposas de los precandidatos: Hilda González de Duhalde y Evangelina Salazar de Ortega.

Con su andar atildado, su trajes impecables, y flanqueado por sus colaboradores, ya se instaló en las oficinas porteñas de Duhalde.

 

No dejará su cargo en la OEA hasta junio próximo, cuando se realizará la reunión anual de la Asamblea General en Guatemala. 


Un Puente de Plata 

Mientras tanto, repartirá su tiempo entre la campaña y su actividad como embajador argentino. Ya comunicó a Menem su decisión.

Ahora quiere que las máximas figuras del PJ puedan establecer una relación más equilibrada y abandonen la pelea que mantienen desde hace más de tres años y que ha alcanzado sus manifestaciones más feroces en los últimos meses.

Aráoz admite en privado que llegó para ser un "puente de plata" entre Menem y Duhalde, pero todavía no quiere saber nada de entrevistas ni apariciones en los medios.

Su papel conciliador es mirado con cierto recelo por los hombres de Duhalde y de Ortega, que sostienen sus expectativas electorales en la pelea con Menem.

"El sueño del pibe para mí siempre fue ser gobernador de Córdoba", confesó Aráoz en más de una oportunidad durante su carrera. Hoy, su enemigo interno de otros tiempos, José Manuel de la Sota, es el gobernador electo de su provincia.

Chiche no podrá cumplir por ahora con su ambición política. Mientras tanto, si la fórmula Duhalde-Ortega triunfa en las elecciones del 24 de octubre próximo, buscará quedarse en el próximo gobierno justicialista.