Durante todo el día siguió la elección, pero eludió una evaluación pública.


Para ser su primer test electoral, el Gobierno sufrió bastante la elección de Santiago del Estero. Sólo había silencio al cierre de esta edición, una cautela inicialmente justificada en la paridad de datos que iban llegando, muy despacio, a través del Correo.

"¿Y ahora cómo hacemos para explicar que no perdimos nosotros?", se preguntaba anoche un funcionario nacional en diálogo con Clarín, cuando los guarismos ya le empezaban a dar ventaja al radical Gerardo Zamora. Los números no eran entonces definitivos, pero ya marcaban una tendencia.

Es que, en verdad, desde la Casa Rosada se le dio una inyección de respaldo al candidato del PJ oficial, el ex menemista José Figueroa, en los últimos días de la campaña. Suficiente como para que al hombre le colgaran el cartelito que él buscaba sin disimulos: el de "candidato del Gobierno nacional".

Alicia Kirchner, Aníbal Fernández, Daniel Filmus, varios gobernadores peronistas y hasta el vicepresidente Daniel Scioli fueron enviados a Santiago del Estero para levantar la postulación de Figueroa.

Es más: en fuentes oficiales se asegura que el Gobierno envió una suculenta ayuda social —se habla de 180 mil bolsones de comida, ropa, etc.— la semana anterior al comicio.

Antes de eso, el Gobierno se había mantenido relativamente prescindente. En el comando de Figueroa llegaron a acusar a la intervención federal, que encabezó Pablo Lanusse, de jugar en favor de Zamora, quien medía bien en las encuestas. No hay indicios de que esa fuera una directiva dada por la Rosada.

Trascendió que el ministro del Interior, Aníbal Fernández, habló durante toda la tarde con Figueroa para seguir la votación. También se comunicó con hombres de la intervención. Lo mismo hizo el operador presidencial, Juan Carlos Mazzón. Pero el Gobierno no mandó ningún funcionario de primera línea a la Provincia. Eso sí: trabajó con al me nos dos encuestadores rentados para hacer boca de urna.

Fernández también habría hablado, poco después de las 22, con Zamora. ¿Una forma de reconocer su triunfo?

En ese diálogo, el Gobierno habría transmitido la sugerencia de que el radical no nacionalice la victoria. Esto es: que la UCR —cuyo titular, Angel Rozas, estaba en Santiago— no lo presente como un triunfo sobre Kirchner. Zamora, con la postal del apoyo oficial a Figueroa todavía en la retina, habría dicho que al único que no atacará será al Presidente.

Tampoco el radical es un improvisado. Fuentes de su comando contaron que el menemismo hizo un trabajo intenso a su favor, sobre todo en el interior, su punto más débil. El dato es que Julio César "Chiche" Aráoz y su gente se instalaron hace varios días en la provincia para tejer una red de apoyos para Zamora y contra el candidato oficial.


Fuente: http://edant.clarin.com/diario/2005/02/28/elpais/p-00501.htm