Tucumán ardía y el conflicto había superado a los responsables de administrar soluciones", dijo en ese momento el flamante interventor.


JUNTOS. El interventor Aráoz y “Palito” Ortega, en la Casa de Gobierno.En la década del 90, Tucumán inauguró el ciclo de intervenciones federales en el país. Durante sus dos gestiones presidenciales, Carlos Menem intervino tres provincias: Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero.
De esa manera, desembarcó el cordobés Julio César Aráoz, para poner punto final a la gestión de gobierno de José Domato. "Tucumán ardía y el conflicto había superado a los responsables de administrar soluciones", dijo en ese momento el flamante interventor.
La declaración de la Ley de Emergencia Económica le permitió restablecer la confianza en los sectores público y privado; sacar del rojo al Banco de la Provincia y pagar todos los salarios atrasados.
La planilla de haberes comenzó con los jubilados, le siguió la administración central, luego las municipalidades y por último las comunas del interior.

Impulso político
La gestión de Aráoz le allanó el camino a Ramón Bautista Ortega, que incursionaba por primera vez en la arena política.
El debut del cantautor tucumano no pudo ser mejor, ya que derrotó en las urnas al general Antonio Domingo Bussi, quien encabezaba todas las encuestas de opinión.
Para los actos centrales del aniversario de la Declaración de la Independencia, el 8 de Julio de 1994, Ortega sufrió en carne propia la peor crisis de gabinete. En coincidencia con la llegada del presidente Menem, renunciaron los principales colaboradores del mandatario, entre los que figuraban Alfredo Dato, José Ricardo Falú y Juan Carlos Ramírez.

Proyección nacional
A fines del 94, el nombre de Ortega comenzó a circular como posible compañero de fórmula presidencial de Menem, aunque este optó por Carlos Ruckauf.
En su última rendición de cuentas ante la Legislatura, Ortega pidió disculpas por los errores cometidos en su gestión. "Nadie es perfecto; tuve logros y equivocaciones", afirmó.
 

REMEDIO FEDERAL



1991 INTERVENCION FEDERAL: Julio César Aráoz asumió el 18 de enero de 1991. El primer decreto firmado por el interventor dispuso la vigencia de la Constitución provincial, reformada en 1990. Declara la caducidad de la Legislatura y del Poder Judicial y los mandatos de intendentes y concejales de toda la provincia.

NUEVA ETAPA: con la puesta en vigencia de la nueva Constitución en Tucumán, quedaron atrás el Colegio Electoral, el sistema bicameral (Cámara de Senadores y de Diputados) y la reelección.

A LA JUSTICIA: en la primera etapa puso a disposición de la Justicia al ex gobernador José Domato y a otros ex funcionarios del Poder Ejecutivo; pasó a retiro obligatorio a varios jefes policiales y dio por terminadas las funciones de miembros del Poder Judicial.

LOS SUELDOS AL DIA: durante su gestión, Aráoz declara la emergencia económica en la provincia; logra poner los sueldos al día y consolida los bonos dolarizados "Independencia", con los que paga las cuentas pendientes.

HOMENAJE A UN PROCER: dispuso que los restos de Juan Bautista Alberdi sean trasladados a Tucumán, desde Buenos Aires, para ser depositados en el hall central de la Casa de Gobierno, donde permanecen hasta la fecha.

A LA INTENDENCIA: el 14 de mayo de 1991, Julio César Aráoz tomó a su cargo la intendencia de la capital. Esa medida terminó con la gestión que había iniciado el radical Raúl Martínez Aráoz.

EL BALANCE: el interventor Aráoz aseguró que durante su gestión se hicieron 2.900 obras públicas; se aumentaron los salarios y se dejó a la Caja Popular con una ganancia de $ 9 millones.

NUEVOS CODIGOS: firmó más de 250 decretos ley; aplicó la reforma judicial, con el dictado de los Códigos de Procedimientos Penal Administrativo y Laboral; la Ley de Carrera Sanitaria y la Ley de Equilibrio Fiscal.

CAMPO VEDADO: prohibió que los funcionarios de la Intervención Federal fueran candidatos.
 

LA VENTA DEL BANCO


1991
TRIUNFO ELECTORAL:
inscripto en el Frente de la Esperanza, Ramón Bautista Ortega ganó las elecciones el 8 de setiembre. La fórmula gubernamental de la agrupación que nucleó al Partido Justicialista, la Democracia Cristiana, y Surgimiento Innovador, entre otros, se completó con Julio Díaz Lozano.

JURAMENTO: el entonces presidente, Carlos Menem, llegó a Tucumán el 29 de octubre para presenciar el acto de asunción de su delfín político. Incluso el propio Menem le entregó la banda de gobernador.

1992
DEPORTE DE ALTO NIVEL:
el mandatario provincial aprovechó sus contactos con el círculo de figuras del espectáculo y del deporte para traer el Rally Internacional a Tucumán. En esa competencia participó el fallecido corredor Carlos Saúl Menem , el hijo del Presidente.

REFORMA DEL ESTADO: dispuso la privatización de la Hostería de San Javier. Además, avanzó en la ampliación de la producción citrícola de Tucumán. También inició la llamada Reforma del Estado, que pretendía informatizar todas las áreas de Gobierno. Se reinicia la obra de la nueva terminal de ómnibus, frente al parque 9 de Julio.

1993
VISITA PRESIDENCIAL:
la primera dama provincial, Evangelina Salazar de Ortega, renuncia a la posibilidad de ser candidata a diputada nacional por el peronismo.

1994
A LA CONVENCION:
el 25 de Mayo juró como convencional constituyente en Paraná, para la Reforma de la Constitución de la Nación. Su esposa resultó electa en la misma lista de candidatos, pero no asumió en el cargo.

1995
LLEGA AGUAS DEL ACONQUIJA:
el 17 de mayo, Ortega firmó el contrato de concesión con la Compañía Aguas del Aconquija para la prestación del servicio de agua y cloacas por 30 años.

1996
en estados unidos:
en octubre, concreta una segunda reunión con el entonces presidente Bill Clinton.

PUNTO DE VISTA
Fue la recuperación de la identidad profunda y esencial del país

José Alfredo Casas
PROFESOR DE DERECHO POLITICO (UNSTA)- EX PRESIDENTE COLEGIO DE ABOGADOS

La restauración democrática, hace 20 años, significó ni más ni menos que la recuperación de la identidad profunda y esencial de la República. La Argentina vino al mundo con tal constitutivo: "No quepa ninguna duda de que sólo el pueblo confiere la autoridad o el mando", en el voto de Saavedra, Jornadas del Cabildo, Mayo de 1810. Y ese gobierno "del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", como lo definiría otro gran americano, Abraham Lincoln; ese gobierno nutrido de una concepción personalista y libertaria, conlleva la impronta de una gestión proyectiva, constructiva, para la prosperidad y felicidad de todos.
Es en esto donde aún la democracia, como régimen gubernativo, acusa graves falencias y distorsiones. Lo instrumental fue desvirtuado y gran parte de los egregios fines perseguidos corre gravísimo peligro de frustración, de no ser solucionado el entuerto fundamental, que es político. La lucha por el poder (lo inmediatamente "político") fue desplazado a lo completivamente político (la integración, el desarrollo,etc).
En el orden federal, campeó, lamentablemente, un olvido casi suicida de los mandatos y prescripciones constitucionales. Cuando por allí los jueces acertaron con una postura conforme las garantías de la Constitución, entonces se los hace destinatarios de juicio político, porque no siguieron para siempre con hacer a rajatabla lo que dispusiera el mandamás o los "mandamases". No haber hecho un racional tratamiento de la deuda externa, nos trajo a "soluciones" que parecen del infierno del Dante, y que nos arrastra a desprestigios casi tan profundos como aquellos a que nos habían arrastrado los vesánicos hechos del proceso. Las fórmulas casi eternas de los regímenes democráticos, donde es el Estado el primero que da el ejemplo de reconocer a cada uno lo suyo, cumplir con los contratos y ser propulsor de la virtud (vivir honestamente), son las que han de dar prosperidad y justicia, y no una salvaje inseguridad prohijada por los criterios que no se compadecen con ello.
En la provincia se produjeron, desgraciadamente, circunstancias institucionales y de gobierno de patente gravedad, que complicaron aún más la crisis económica y social.